miércoles, 10 de abril de 2013

La mierda moderna.

A donde nos lleva este mundo loco de desgracias y desgana donde la propia vida es un castigo y la esperanza de los más ilusos. Son felices aquellos que menos saben y lo que la gente no sabe, si no puede sacar nada de ello, no le interesa. El día a día es un tedio horrible y las personas que te rodean van desdibujadose poco a poco, como sombras grises sin nombre ni alma. Caminas por la calle y es difícil encontrar una cara amable, una sonrisa que no necesite razonamiento, la gente sonríe cuando es feliz y la felicidad hace mucho que se perdió.

Ella se encuentra sola, aunque sabe que la respaldan. Tiene esa sensación de vacío, de no sentirse capaz de salir a la calle y sonreírle a los niños, como hacía antes, de sonreir a cualquier persona cercana, aunque no se conocieran de nada, la felicidad brotaba de su corazón hasta sus ojos y sus mejillas pero  y ahora...ahora sólo brotan lágrimas... Todo se ha perdido.
Tiene miedo porque no quiere revelar sus pensamientos, sus sentimientos, su debilidad.
En ciertos momentos a aquellos que más cerca tiene no puede ocultar la verdad: las ganas de llorar, las miradas perdidas, el no ser capaz se sonreír y que lo más que salga de su cara sea una mueca, la nostalgia que la inunda y la soledad que habita en ella desde cría. Piensa tantas cosas y luego no es capaz de decirlo con palabras... Con dos palabras es capaz de recordar una vida entera de suplicios y se le saltan las lágrimas aunque no quiera, aunque no esté especialmente triste.
Y si fuera posible explicar todo lo que pasa por su mente cada vez que mira a un lugar, cada vez que se va a dormir no sería necesario explicar que se ha quedado sin fuerzas para vivir.
Un nuevo comienzo se avista en su horizonte y tiene tanto miedo de volver a pasar los mismos suplicios, los mismos problemas y sentimientos. De arrastrar con ella a un abismo a quienes ama que no puede articular palabra, ni puede concentrarse en su día a día. Y si consigue irse es una cobarde por huir de todos los recuerdos pero ya no puede más. Ya no sabe que hacer para levantar su moral.

La vida moderna la llaman, la mierda moderna la llamo. Hoy en día ni se vive ni se deja vivir. Como carroñeros se conforman muchos, y aquellos que luchan acaban apaleados, sin ganas de seguir, en bares ahogando sus penas en un vaso de olvida-penas pero esa no es la solución ya que siempre hay más, nadie puede quedarse en el camino porque significará que habrá perdido ante un mundo injusto donde puedes encontrar tu paraíso feliz pero sólo dentro de ti.