viernes, 20 de junio de 2014

Escuela de teatro La Seducción. Primer día, primera impresión.

La verdad es que después de todo lo que ha pasado con nuestro teatro he recordado algo que escribí hace tiempo, el primer día que fui a la escuela y tras pasar esa experiencia entré en un estado místico y con la necesidad de describir todo lo que había sentido hice esto: espero que os guste.

"Un miedo, un amanecer, el no saber del nuevo día, del mañana, del hoy y el ahora. No saber y, sin embargo vivir.
Una puerta se nos abre con cada experiencia vivida y en un parque por la mañana quedamos para ir a una salida. El parque daba juego, risas por la mañana, miedo y desdicha para el que sueña sin ganas. Y aquellos que estabamos en nuestra más sincera ilusión cada paso nos helaba el corazón. Caminamos nerviosos hacia un fin no predicho, caminamos sin prisa pero sin descanso y llegamos a unas puertas que no habíamos imaginado... danza, arte, teatro. Todo aquello que nos asusta, estar encima de un escenario no es sufrir, es vivir.
Las puertas se nos abren entre cariñosos recibimientos, sonrisas, nervios, miradas que no saben que decir, sorpresa de quienes nos reciben, todo es nuevo para mi.

Poco a poco entramos en un mundo, un mundo que no imaginábamos poder hacer nuestro, ya que es nuestro mundo. Sala a medio oscuras y la penumbra de los labios que sin tener conocimientos tiemblan como flanes, con un corazón latiendo desbocado en nuestro interior.

Palabras comienzan a desvelar nuestra encerrona ilusos que creíamos saberlo todo, y sin embargo no deja un sabor amargo, renace la ilusión por el no saber que hacer. Una performance decíamos algunos asustados tras ver el cartel, algo fuera de aquí en nuestra intimidad, donde nadie nos vea, donde no sea necesario dar la cara para seguir.. que equivocados.
Una muestra de arte, calentamiento, nervios, el sonido de corazones que comienzan a funcionar como si solo fuese uno. Un apagón, oscuridad, pies en el suelo, respiraciones entrecortadas y silencio... y de pronto, sin aviso: una luz. Caras de serenidad, de entrega, de pasión, de querer ser más, de abrirnos su mundo, un mundo que todos compartimos ya que lo sentimos, ese sentimiento nos hace uno, uno que necesita salir.
Movimientos tenues abrazan nuestra mirada, movimientos con pasión sin rabia, sin maldad, la persona enfrentándose a sí mismo y el como juez y jurado, como actuación y escenario. Poco a poco comienza la locura, el sentido, movimientos y música, miradas y sueños, palabras mudas y un solo eco. Nosotros dentro, muy dentro de cada paso, cada agitación salto o voltereta, a todos se nos iba la cabeza, la cabeza que era corazón, corazón que se había quedado sobrecogido. Una muestra de lo que sentimos, pero eso no es nada, nada de lo que viene después. Rabia, furia, locura. Y calma, amor, relación, conexión... Un frenesí de movimientos que fueron disminuyendo poco a poco, como el rocío se deposita sobre cada hoja para conseguir esa gota, esa esencia ese final que nos transporta.
Pero si todo fuese eso no sería tan impresionante, es impresionante en tanto que nosotros no hemos sido espectadores, ya que hemos podido experimentarlo en nuestra piel, tras dejarnos el dulce sabor de la interpretación.
Voluntad, libertad de decisión, sobrevivir, sacar fuerzas de donde no la tengamos para seguir adelante. El pecho latiendo desbocado, las manos tiemblan, la voz no sale, aquellos con los que compartes el camino vienen con nosotros, nos miran, nos apoyan, sonrisas... y su fuerza. Protagonistas de una obra que somos nosotros mismos, protagonistas y guionistas. Un todo, respirar todos juntos, al son de "prevenidos" y volar. Volar con un personaje que no es el nuestro, volando con un personaje que se asemeja mas a aquel niño burlón que regañaban en el colegio. Volando como si fuéramos libres."