El viento resuena en sus
oídos, la luz del día se va apagando y los suspiros al aire los que
ella lanza. Helada, sola, en medio de ninguna parte y sin futuro, sin
paraíso, todo y nada le precede pero la soledad de ella se ha
enamorado. Una paloma que huye espantada y sus lágrimas que corren
por sus mejillas, abandonada, sin salida, sin cuerda a la que
agarrarse para salir, para salir de aquel fango que la absorbe, soga
que en su cuello aprieta y asfixia, soga que le ata las manos, los
pies, ni tan siquiera intentar buscar una salida.
Sola, abandonada,
perdida.. perdida entre falsas sonrisas y buenas caricias que solo
son mentiras, miel para la abeja ingenua, miel que da y miel que
ansia, miel a la que va a sabiendas que solo es un cebo en el que
caer, una vez, y otra, y de nuevo otra. Enferma, triste, sin ganas ni
fuerzas, solo viento, viento que va helando sus venas, su corazón ya
no bombea sangre, solo hielo, hielo que intenta derretir con amor,
pero el amor no es eterno, ni familia, ni amigos... Cuando se siente
sola incluso estando acompañada es todo tan eterno... Sangre, ya no
es agua, ni hielo, brota sangre, ávida y furiosa. Deseosa de una
palabra de aliento, de un abrazo verdadero, se agarra donde puede
para no caer en el abismo que la ha visto crecer, los complejos que
la superan, las mentiras la perforan, solo espera en silencio alguien
que la calme, su agonía, ya está. Sola, ya está rota.
Mira una y otra vez a ver
si encuentra una sonrisa sincera, vacío, vacío que la devora,
devora cada parte de su alma y sueña con ser devota. Devota para
creer, creer en un mañana, en un adiós, es un "para siempre",
en un "hasta mañana", en un "no te soltaré nunca",
en un "tu me haces falta". En algo para poder luchar, es
lo único que le falta. Pero su espera ya desespera, en cada
pincelada lágrimas, en cada bostezo: sueña, en cada golpe ataca.
Sola, solo sabe de golpes,
de porrazos, solo sabe de suspiros, ríe, ríe mucho para ocultar el
vacío, el agobio, el estrés, una carrera continua. Ríe y sonríe,
durante el día el sol brilla tanto que la deslumbra pero, vienen las
nubes y... las nubes nublas sus ojos. Lluvia. Luvia que es llovizna y
luego tormenta. Noche, oscuridad que la impulsa, que la anima, y la
oculta, la oculta de miradas que no entienden el peso, la
responsabilidad, la entrega, la soledad, poder avanzar sola, a
pequeños pasos o de gigante pero no parar nunca. En la noche que
apresa sus ojos es el único sitio donde verás la verdad. Sola, sola
y perdida, sola y aunque sabe que no está tan sola, le cuesta
levantar la mirada.