sábado, 24 de mayo de 2014

Errores


Cuando te das cuenta de que cometes un error siempre te preguntas: ¿Qué hacer? hoy me han enseñado algo con una simple anécdota.

Cuando alguien va en un tren, autobús o metro, medios que nos transportan de un lugar a otro siempre cabe la posibilidad de el accidente y con el la necesidad de salir del paso, como en los errores. Por ello nos encontramos en estos lugares un pequeño martillo para romper los cristales y este, a su vez va metido en una caja que dice: "Para abrir, romper el cristal" y con esto nos preguntamos: si necesitamos el martillo para romper el cristal ¿como vamos a romper otro para acceder a la herramienta que nos permite solucionar nuestro problema? En si encierra una bella paradoja que a mi lo que me viene a decir es:

Cuando no tienes herramientas para desentrañar lo que debemos solucionar buscamos y a veces escogemos soluciones poco convenientes, como podría ser darle golpes al cristal con las manos desnudas. Pero entonces nos encontramos con un martillo, una nueva esperanza de solucionarlo y cambiar pero hay barreras delante, las mismas barreras que había para romper el cristal, pero si las barreras son todas las mismas ¿Para qué seguir? ¿Por qué esforzarse? Porque una vez que consigues acceder a ese martillo, esa herramienta indispensable para poder conseguir nuestros objetivos te llevas contigo un experiencia, la experiencia de superar un problema, de volver a intentarlo y ahora sabiendo todo lo que tienes detrás, de crear algo mejor y de aprender.

Y todo esto por mezclar mal la escayola. Increíble. Gracias por tu anécdota Elizaberta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario