Está harta. Harta de una casa donde no la aprecian, harta de fingir que la vida es maravillosa mientras se retuerce de dolor por las noches, y no es un dolor físico lo que la atormenta, esos al menos se curan. De estar constantemente vigilada. Le duele el corazón, le duele el alma de verse sola. Le gustaría cambiar todo, el mundo es demasiado cruel para ella. Pero no tiene valor. Pasa el tiempo como puede pero la verdad la abruma cuando esta sola, cuando nadie la ve y solo puede llorar.
Ahora es la peor época del año para ella, perdida en mitad de ninguna parte, rodeada de quienes supuestamente deberían quererla mas que nadie: su familia. Ya no puede mas. Se siente sola, vigilada, encerrada, y ya no es quien era antes. Ahora es fría, no muestra señal de cariño alguno ya que nadie la merece en aquel lugar. Lleva solo unos días y ya está deseando volver a su lugar rodeada de personas que al menos la quieren. Sufre constantes provocaciones de aquel que solo intenta hacerle daño. Empeñado en dejarla sola, aislada y privarla de el único lugar por donde puede ser ella misma.
No pide nada extraordinario, solo que la dejen en paz y ni eso logra.
Necesita regresar a su hogar.
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